No hay mejor ejemplo de abundancia que un árbol lleno de frutos. La exuberancia de su aspecto habla de prosperidad y plenitud. El árbol lleno de frutos nos habla del tiempo exacto de la siembra, el cultivo, la cosecha, de la estación apropiada, la lluvia y del sol. Lo que tenía que hacerse, se hizo en el momento adecuado. Nada fue dejado para después.
Por ejemplo, si la lluvia no cae en el momento que se necesita, los resultados en la maduración del fruto pueden ser trágicos.
No dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy, porque el mañana puede que no llegue nunca. Hoy, es el día. La oportunidad es ahora.
Hoy, es el día, no mañana. Di hoy: “Te quiero”. Pide perdón ahora, abre los brazos a la reconciliación en este instante. No postergues más, porque…
“Todo lo que se posterga trae tristeza al corazón”.
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